La obra maestra más honesta de The Beatles “Hey Jude” cumple 50 años

Written by on September 26, 2018

La obra maestra más honesta de The Beatles “Hey Jude” cumple 50 años

“Hey Jude” resume el turbulento verano de 1968 para The Beatles –un tributo a su amistad, justo en el momento en que esta comenzaba a fracturarse. El sencillo fue un gran éxito tan pronto como lo lanzaron el 26 de agosto, hace 50 años —su mayor éxito, encabezando las listas de popularidad de Estados Unidos durante nueve semanas. Son The Beatles en su faceta más cálida, amable y honesta. John, Paul, George y Ringo suenan completamente sincronizados mientras avanzan hacia ese poderoso cántico de “na na na na”. Sin embargo, es una canción nacida del conflicto. Nadie sabía que se estaban desmoronando —de hecho, “Hey Jude” fue lanzada cuatro días después de que Ringo dejara oficialmente la banda, abandonando las sesiones de White Album. Paul la escribió durante el divorcio de John, para animar al hijo de cinco años de su amigo. “Él sólo estaba tratando de consolarnos a mí y a mamá”, recordó Julian Lennon. Desde entonces, el mundo se ha consolado con “Hey Jude”.

Es una de las pocas canciones de The Beatles sobre una conversación entre hombres —y como “She Loves You”, es una charla en la que un amigo le pide al otro que haga lo correcto por una mujer. (Ni a Paul, ni a John realmente les importaba lo que los hombres tuvieran que decir sobre cualquier cosa —esa era una de sus conexiones espirituales más profundas). A George Martin le preocupaba que la radio no tocara un sencillo de siete minutos. La respuesta de John: “Lo harán si somos nosotros”. Una declaración clásica de la fabulosa arrogancia de The Beatles —sin embargo, la palabra “nosotros” sobresale de esa oración. “Hey Jude” es el sonido de los chicos trabajando duro para capturar esa sensación de “nosotros”, después de que dejó de ser fácil.

En mayo, John y Paul realizaron una aparición sorpresa en The Tonight Show, durante una breve excursión por Nueva York. La entrevista fue un fiasco: el presentador invitado Joe Garagiola apenas tenía idea de quiénes eran. Pero hubo un momento revelador, alrededor del minuto cuatro de una conversación realmente dolorosa. Garagiola pregunta: “Los cuatro de ustedes, socialmente, ¿son cercanos?” Paul y John dicen “sí” simultáneamente. Paul lo dice dos veces, mientras que John agrega: “Somos buenos amigos, ¿sabes?”. Están totalmente indiferentes al respecto, simplemente dando información básica y algunos antecedentes a este despistado patán estadounidense, como si le dijeran dónde está Liverpool o cuántas películas han hecho. Para ellos, es obvio. Nada de qué preocuparse.

Pero sólo un par de semanas después, John había hecho estallar su matrimonio, su familia, cada detalle de su vida. Nunca más tendrían una respuesta simple a esa pregunta.

De ahí viene “Hey Jude”. Es un momento de compañerismo que The Beatles tuvieron que ganar, después de una década de que ese vínculo fuera la constante más confiable en sus vidas. Hasta la primavera de 1968, John, Paul, George y Ringo eran cuatro amigos que querían pasar juntos el mayor tiempo posible, incluso cuando no estaban trabajando. (Acababan de ir a la India en retirada con el Maharishi). John era el que más dependía emocionalmente de los otros tres. Rara vez hablaba con alguien fuera de la banda. Como dijo en 1967, “Nosotros nos entendemos. No importa el resto”. Pero justo después de esa visita a Nueva York, John hizo algunos cambios drásticos, como dejar a su esposa e hijo, la mañana después de su primera noche con Yoko Ono. (Cynthia entró a la cocina y los encontró desayunando. Buenos días, buenos días). Los otros ya no lo vieron más sin Yoko, ni siquiera en el estudio. Su consumo de drogas se intensificó. Este pájaro había volado.

Como todos los demás, Paul fue sorprendido por los cambios repentinos en John, y “Hey Jude” fue su respuesta directa. La compuso en su cabeza mientras conducía su Aston Martin para visitar a Cynthia y Julian, en la casa de Weybridge donde solía reunirse con su compañero para sesiones de escritura por las tardes. Le trajo a Cynthia una rosa roja. Nadie más del círculo de The Beatles estaba hablando con ella. Pero como Paul razonó, “Hemos sido muy buenos amigos durante millones de años y pensé que era demasiado que ellos de repente fueran personas no gratas y estuvieran fuera de mi vida”. También llegó con una canción para Julian, que sólo tenía cinco años. Esa es sólo una de las innumerables cosas raras de este tema —es imposible imaginar a otra estrella de rock de los años sesenta eligiendo pasar su día libre de esta manera, visitando a la esposa y el hijo abandonados de su compañero de banda. Pero eso es sólo una prueba más de que solamente hay un Paul McCartney.

Paul solía inventar canciones en el camino a Weybridge (Como “Eight Days a Week”, “Drive My Car” y “Paperback Writer” también), pero esta ocasión fue diferente. Como recordó en su biografía de 1997 Many Years From Now, “Empecé con la idea ‘Hey Jules’, que era Julian, no lo hagas mal, toma una canción triste y mejórala. Intenta y lidia con esta cosa terrible. Sabía que no iba a ser fácil para él. Siempre siento pena por los niños en medio de divorcios”. Él conocía el dolor de perder a un padre cuando se es un niño pequeño. “Él había sido como un tío para él (Julian), Paul siempre fue bueno con los niños”, recordó John años más tarde.

De vuelta en Londres, en su departamento de soltero de la avenida Cavendish, la tocó en piano para John y Yoko. Cuando llegó a la línea “The movement you need is on your shoulder” (“El movimiento que necesitas está sobre tu hombro”), les dijo, “Cambiaré eso, es un poco inútil”. John respondió: “¡Esa es la mejor línea!” John percibió la pieza como si Paul estuviera apoyando su romance con Yoko. “Lo tomé muy personal”, dijo John a Rolling Stone en 1968. “Ah, soy yo”, le dije. “Soy yo”. Él responde: “No, soy yo”. Le dije: “Compruébalo. Estamos pasando por lo mismo. Así que somos todos nosotros”.

A través de los años, en todas sus críticas sobre Paul, John nunca ocultó su admiración por “Hey Jude”. “Siempre la escuché como una canción para mí”, le dijo a David Sheff de Playboy en 1980, poco antes de su muerte. “Las palabras ‘go out and get her (‘sal y ve por ella’) —inconscientemente él estaba diciendo: ‘Adelante, abandóname’. En un nivel consciente, él no quería que siguiera adelante. El ángel en él decía, ‘Bendito seas’. Al diablo en él no le gustaba en absoluto porque no quería perder a su compañero”. Paul estaba pasando por su propia crisis, separándose de su prometida Jane Asher. No podía dejar de pensar en la mujer que conoció durante su visita a Nueva York en mayo —una fotógrafa estadounidense llamada Linda Eastman. En septiembre, la llamó y la invitó a Londres. Permanecieron inseparables durante los siguientes 30 años, hasta que ella murió de cáncer en 1998. Él y John habían encontrado a su “alguien con quien actuar”, mujeres artistas con las que no sólo se casaron sino que colaboraron musicalmente.

“Hey Jude” no fue fácil de grabar, la primera vez que lo intentaron, Paul y George tuvieron una discusión furiosa sobre la parte de la guitarra. Cuando grabaron la versión final el 31 de julio, Paul comenzó sin mirar hacia atrás para darse cuenta de que no había nadie en la batería. Ringo estaba en el baño. “‘Hey Jude’ continúa durante horas antes de que la batería entre y mientras tocaba, de repente sentí que Ringo pasaba de puntillas detrás de mí con bastante rapidez, tratando de llegar a su batería. Y justo cuando llegó a su batería, boom boom boom, su sincronización fue absolutamente impecable”. (Ringo entra a los 50 segundos). Paul tomó este contratiempo como un buen augurio. “Cuando suceden esas cosas, te ríes un poco y se prende un foco en tu cabeza y piensas, ‘¡esta es la toma!’ Y te esfuerzas un poco más”.

Paul tenía razón —esa era la toma, la versión que escuchas en el disco terminado. El mayor éxito de The Beatles es el que comenzaron a tocar mientras Ringo estaba en el lavabo.

Hay algo más que se oye en “Hey Jude”, si escuchas de cerca, cuando comienza el último verso, en la línea “The minute you let her under your skin”, Paul entra a destiempo y murmura: “Woah, fucking hell!” (¡Caramba, maldita sea!). Hicieron todo lo posible por esconderlo, mezclándolo lo más bajo que pudieron, pero puedes oírlo en el punto de los 2:58 minutos. Sin embargo, sólo parece ser excitante cotorreo de The Beatles, los chicos se hablan entre sí en el calor del momento. Paul toca el piano más sagrado en la historia del rock & roll: el Bechstein de los Estudios Trident de Londres. Has escuchado este mismo piano en innumerables canciones —es el que toca Freddy Mercury en “Bohemian Rhapsody”, el que Elton John utiliza en “Levon”, el que Rick Wakeman toca en “Life on Mars?” de David Bowie, pero Paul crea su propio sonido en esta canción.

Hicieron un video el 4 de septiembre, el famoso clip donde la audiencia se reúne alrededor del piano para cantar. Fue una especie de reunión: el regreso de Ringo. Después de que renunció el 22 de agosto, escapó al Mediterráneo, ocultándose con su familia en el yate de Peter Sellers, hasta que los chicos lo rastrearon y lo bombardearon con telegramas que decían: “Eres el mejor baterista del mundo”. Se re-incorporó al grupo justo a tiempo para grabar el video; al día siguiente, volvió a trabajar en White Album en Abbey Road.

Si estás buscando demostrar que Ringo realmente era “el mejor baterista del mundo”, no podrías reemplazar a “Hey Jude” como tu primer y mejor ejemplo. Sus fills son el latido de la canción, golpeando en comunión con el vocalista, justo como lo hace en “A Dy in the Life”, “God” o “Long, Long, Long”. Como Ringo dijo una vez: “Sólo tengo una regla y esa es siempre tocar con el cantante”. Paul, John y George se expresaron libre y elocuentemente, con Ringo aportando el pulso. “Hey Jude” no tendría espíritu sin él, esta es una de las principales razones por la que los covers parecen sosos. La gran excepción es la interpretación de Wilson Pickett, con Duane Allman a la guitarra —el maestro del ritmo de Muscle Shoals, Roger Hawkins, lo cementa, demostrando que “Hey Jude” es la canción de un baterista tanto como lo es de un cantante.

Cynthia y Julian pensaron que “Hey Jude” era para ellos. John la percibió como la balada de John y Yoko. Pero ninguno de los dos bandos estaba equivocado —innumerables personas en todo el mundo han escuchado a esta homilía hablándoles. “El movimiento que necesitas está sobre tu hombro”. John estaba tan en lo cierto con respecto a esa línea, y como dice Paul, él piensa en John cada vez que canta esa parte.

“Hey Jude” es un tributo a todo lo que The Beatles amaban y respetaban más el uno del otro. Incluso George, quien interpreta el papel más discreto en esta canción, mostró su admiración y respeto con el na-na-na-na al final de “Is not That a Pity” —que se puede interpretar como una brutal y descarada parodia, un cariñoso tributo o (lo más probable) ambos. El dolor en “Hey Jude” resonó en 1968, en un mundo tambaleante por las guerras, los disturbios y los asesinatos. Y es por eso que es oportuna en el verano de 2018, a medida que nuestro mundo se vuelve cada vez más frío. Después de 50 años, “Hey Jude” sigue siendo una fuente de sustento en tiempos difíciles —un momento en el que cuatro camaradas de toda la vida, lúcidos adultos ahora, echan un vistazo a todo lo que está roto a su alrededor. Y aún así se unen para tomar una canción triste y mejorarla.


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